sábado, 3 de septiembre de 2011

Nuestro ser en la acción








No solo actuamos de acuerdo a como somos,
que de hecho lo hacemos,
sino que tambien somos de acuerdo a como actuamos
La acción genera ser
Rafael Echeverria




El paradigma de la “Razón” señala: que como SOY- entonces HAGO, partiendo de la creencia de una esencia humana cuyo centro es el pensamiento, la “cabeza”, la racionalidad,

La interpretación fenomenológica del marxismo de Michel Henry, señala que es la acción, la praxis el fundamento de nuestra subjetividad

HAGO entonces SOY

En la clase pasada jugamos con la frase: "¿El pájaro es feliz porque canta, o canta porque es feliz?"

Y eso me recordaba la novela de Richard Bach: Juan Salvador Gaviota:

La novela cuenta la historia de Juan Salvador, una gaviota que está muy aburrida de que su vida se limite a las disputas diarias por el alimento con sus compañeras gaviotas y tiene una ferviente pasión por volar.

Las gaviotas solo vuelan cuando tienen necesidad de procurar su alimento, pero Juan Salvador ama volar, comienza a volar por el simple placer de hacerlo.

Él se esfuerza por aprender todo lo que puede acerca del vuelo, evitando seguir las los mandatos de su comunidad, hasta que su actitud da como resultado su expulsión de la bandada. En soledad, él vive practicando, incluso volando de noche, cuando las gaviotas no lo hacen, aprendiendo; y avanzando en su camino hacia la excelencia, hasta que un día se eleva y se convierte en luz…

A veces nos planteamos ciertas tareas y objetivos que son poco estimulantes para nosotros por lo que se convierten en una obligación y en una carga. Son los “debería”: debería hacer esto, debería hacer aquello, debería ser de tal forma…¿Aquello que hago y/o soy es aquello que quiero hacer y/o ser? Cuando tengo que hacer algo que no me gusta hacer y lo hago porque lo tengo que hacer ¿cómo lo hago? ¿Cómo me siento? ¿Cómo diseñamos nuestro ser en la acción?

¿Actúo en mi vida desde los “debería” , “los tengo que…” o estoy parado y opero desde mis propias motivaciones y compromisos?

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Personalmente, me muevo mucho dentro de la esfera de los "debería". El problema de esto es que, si bien todos tenemos obligaciones que tenemos que cumplir, el encerrarse en esto genera muchas veces sentimientos de frustración ("Tenía que...pero la verdad estaba muy cansad@/me dio fiaca, etc. y ahora la verdad tampoco me puedo relajar porque pienso en lo que tendría que estar haciendo y no hice" o "tenía que hacer tantas cosas y no hice ni la mitad")o, lo que es peor, nos hacen olvidar la esfera de los "quiero". Sin darse cuenta, uno va perdiendo contacto con lo que verdaderamente tiene ganas de hacer, con los gustos personales, los deseos, incluso con la propia personalidad ("ya no sé lo que quiero, no estoy segur@ de lo que me gusta"). Agustina Cegarra Corral

Belén dijo...

En mi caso, me muevo en la delgada línea que separa el deber y el querer. Hago lo que debo pero también busco hacer lo que quiero. O querer hacer lo que debo hacer, o deber hacer lo que quiero hacer. Me da la sensación de que se nos educa para cumplir con el deber de tal forma que si tuviésemos una libertad absoluta e irrestricta (o mejor dicho, si la percibiéramos) no podríamos dilucidar inmediatamente qué es lo que realmente deseamos. Los afectos nos imponen deberes, las decisiones que tomamos nos imponen deberes, hay compromisos que se hacen con una mirada. Creo que el secreto está en encontrar el equilibrio.

Anónimo dijo...

En cuanto a lo que trabajamos en clase, llegamos a la conclusión de que en el mundo en el que vivimos, el dinero y el trabajo están estrechamente imbricados a nivel simbólico, ya que, por ejemplo, el trabajo de las amas de casa, que no es un trabajo remunerado, no era reconocido siquiera como trabajo. ¿Qué hace tu papá? ¨Es oficinista¨ ¿Y tu mamá? ¨No trabaja¨ - léase, es ama de casa -. Sin embargo, también hay una dimensión placentera del trabajo que muchas veces no se tiene en cuenta; ya que de no necesitar trabajar, probablemente elegiríamos hacerlo de todos modos, porque hay cosas que no pueden suplirse con máquinas, actividades donde el trabajo humano es lo que cuenta, y porque es posible sentir una verdadera pasión por lo que uno hace. En parte la separación del trabajo y del ocio proviene de los antiguos filósofos que decían que el hombre culto debía dedicarse al ocio creativo, y el hombre trabajador limitarse al trabajo. Esta división tajante contamina muchos de los discursos de la actualidad, y es probablemente la que hace que identifiquemos como polos opuestos el ocio, el placer, la relajación, y el trabajo, el desgaste, el sufrimiento, la obligación.
GRUPO OPUESTOS Y COMPLEMENTARIOS

Anónimo dijo...

"Si amas lo que haces, nunca será un trabajo."
Confucio

Carolina- atajando enfermeras dijo...

..es imposible no hacer lo que se "debería", pero también hay que saber tomarse el tiempo para hacer lo que nos gustaría o nos gusta. Eso con respecto a las acciones. Con respecto a como se DEBE SER. Si uno no es uno mismo y fiel a su forma de ser.,. no creo que sea feliz o este contento con algo.

lorena treviño dijo...

en lo personal siento una de las mejores cosas que te puede pasar en la vida es que el trabajo que tu tengas te haga sentir realizado que te guste, que cada mañana que te levantes, te guste ir a esa oficina a hacer lo que estudiaste y te apasiona y ademas de todo eso te paguen , eso es lo mejor así tu vida es mucho mas fácil por que no vives con esa pesades de obligación y así simplemente la estadía es mas fácil.

Anónimo dijo...

Bien leí por ahí la palabra EQUILIBRIO.
Es interesante preguntarse acerca de estas cuestiones. Personalmente, los "deberia" los transformo en acciones, lo que implica un agotamiento casi total. Las obligaciones a veces pasan por gustos tambien. Yo hago un programa de deportes por radio que me exige obligaciones, pero lo hago por gusto. Es decir, las cosas que uno hace las suele hacer por responsabilidad, pero tambien porque le gusta hacer eso. Está bien, yo esto lo planteo desde una posicion mas bien comoda, porque no tengo que andar contando la plata para ver si llego a fin de mes.
Entiendo que hay personas que hacen cosas no por gusto sino por obligacion, llegando asi a esa alienacion que termina degradando al ser humano. Por eso, mas que pensar en lo que me pasa a mi, esta bueno pensar que le pasa a ese otro que no disfruta de lo que hace. ¿Como lo podemos ayudar? ¿Le podemos mostrar alternativas? Por eso el tema de HACER cosas en el campo es mas que interesante. Llevar adelante una biblioteca popular, un centro culural o una radio comunitaria, donde haya integracion por gusto de gente que no tiene expectativas mas alla de llegar a fin de mes, son buenas alternativas para empezar a combatir el sistema opresor

Ezequiel Calado
Grupo Líricos

Luján dijo...

La verdad es que resulta casi imposible alejarse totalmente de los "debería", porque el mismo sistema (volviendo a Marx, pienso el sistema como los mismos individuos que lo componen)te obliga a elegir entre ser parte y aceptar las obligaciones o quedar afuera y ser tildado de rebelde o inadaptado social, amén de todas las dificultades económicas. O sea que el que se guía sólo por lo que quiere hacer/ser termina echado de la bandada como Juan Salvador Gaviota. La salida más fácil (y ya es bastante difícil) es encontrar un equilibrio. La otra es mandar todo al tacho y hacer lo que a uno se le cante, sabiendo que el sistema te va a hacer pagar las consecuencias de ese arranque hippie de libertad (me acordé de esa de Capusotto de la policía contra los hippies, jaja). Y la otra es cambiar todo el sistema para que no haya adaptados e inadaptados, pero creo que esa ya entra en la categoría de utopía.
De todas formas hay que ver si uno como ser humano puede desprenderse de los "debería". Creo que el "debería" más grande y el más frustrante es justamente "debería hacer/ser lo que yo quiero hacer/ser, y sin embargo acá estoy haciendo/siendo lo que se me pide."

Grupo Ni corta ni pincha

Andrés E.D. dijo...

Es difícil estar en un "querer" absoluto. Prácticamente imposible diría. Personalmente priman mucho más los "debo hacer" en detrimento de los otros. Pero no me quejo. Aspiro a que en algún momento de mi vida esto se revierta. Pensemos en las sociedades donde un trabajador trabajaba 20 horas al día, sin franco, sin ver la luz, con un sustento que apenas le alcanzaba para sobrevivir. Era el reino del "debo hacer". En fin, con esto no quiero decir que que estemos en una sociedad ideal (muy pero muy lejos esta se serla), pero pienso que hoy podemos aspirar a algo mejor. Quizás me fui un poco, pero me dio a pensar en eso...

Anónimo dijo...

Con respecto a la frase del pájaro, el pájaro es feliz porque canta, ya que al cantar libera en su cerebro una sustancia que tiene un efecto similar al de una droga en el cerebro humano. Cantar lo hace feliz.
En los humanos, en cambio, los beneficios más importantes de cantar se encuentran en el aspecto psicológico, más allá de los efectos que también se producen en el organismo. De aquí viene el famoso refrán: "El que canta, su mal espanta".
Lamentablemente no todos podemos vivir del canto!
El aparato psíquico humano, tiene la función de administrar las necesidades del cuerpo, y divide estas necesidades entre las que considera deseos y las que considera deberes.
El deseo y el deber, por lo tanto, surgen de la necesidad, y son motores de nuestra conducta.
Vivimos en un mundo donde el "deber" desplaza al deseo.

M. Julia Baade Colombo
Grupo: 0 positivo

Anónimo dijo...

Esto me hace acordar a una frase que siempre me decían de chica, era algo así como "dentro de lo que se quiere, se hace lo que se puede", a lo que voy con esto, es que siempre, en algún momento nos encontramos entre lo que se debería y lo que se querría hacer. Muchas veces, las circunstancias, como algunos mencionaban acerca de "trabajo porque necesito la plata", nos limita ese "hacer lo que quiero", entonces nos vemos del lado de los "debería". A veces estos se combinan, o uno determina al otro, por ejemplo cuando en clase hablababamos de plata barata y plata cara, y se nos preguntaba porqué algunos trabajábamos, quizás no trabajábamos de lo que querríamos, pero si uno quiere hacer un viaje, ese es el fin del trabajo, entonces para ese uno, "debería" trabajar para conseguir lo que "quiero hacer". El debería y el lo que quiero hacer se necesitan uno a otro. Y así, es que uno intenta buscar el equilibrio entre ambos.



Alejandra, O positivo.

Malen dijo...

Creo que todo lo que hacemos en nuestro día a día.."habla" de l oque somos
así sean las cosas que, por alguno o varios motivos, menos
nos agrada hacer..o donde no nos sentimos tan plenos
como con otras.
Ya que eso, está diciendo algo de nosotros y a nosotros.
Coincido con que es muy dicicil estar en un querer absoluuto. La mayoría
de las veces nos guiamos por muchos "DEBO. Pero mientras
esté en nosotros buscar cada vez más de esos Quiero para
intentar un cierto equilibrio entre ambos..por el simple
placer y deseo que ello nos provoca seremos un poco como Juan Salvador
Vamos a volar por el simple placer de hacerlo, por deseo, por
iniciativa,para aprender...para avanzar.

Anónimo dijo...

Es imposible desligarnos completamente de aquellos "debo" que nos son impuestos. Sin embargo, veo posible encontrar un lugar entre el deber para hacer lo que se quiere.
Por otro lado, pensando en las "acciones" en sí, creo que el deber y el querer a veces se confunden. Muchas veces realizamos cosas que no nos agradan para lograr un fin deseado. El ejémplo clásico es trabajar en algo que no nos complace sólo por el dinero, pero también podrían ser acciones como ir al gimnasio para vernos bien o hacer dieta para estar flacos. Son todos medios que no disfrutamos para lograr un fin,lo que realmente queremos.

Dolores Mallo (Cero Positivo)

Anónimo dijo...

Al principio cuando nos toco reflexionar sobre la frase del pájaro nos costo ponernos de acuerdo; creo que principalmente porque somos nosotros, los humanos, los que buscan otorgarle sentido a la acción. Este sentido va a depender de la perspectiva que se tiene de las cosas. Por eso terminamos por acordar en una especie de pensamientocircular.
Al leer la historia de Juan Salvador Gaviota lo primero que pensé en el papel que juega el hacer, la acción como figura como quiebre, de lo cotidiano, de lo dado, de lo que tendría que ser; este quiebre abre paso al deseo, al querer. Lo paradójico es que cuando decide cambia, en cierto modo, su propia esencia.
Creo que en la vida uno separa para poder organizarse. Uno espera que en algún momento ese deber sea al mismo tiempo placentero.
Para que no se genere angustia cuando ese deber no se corresponde con el querer, se le otorga como una identidad separada del ser; la persona quiere esto o anhela aquello y esas son las “obligaciones” que nada tiene que ver conmigo. Es un mecanismo que hace que en ese hacer no sea el ser.
Particularmente en mi vida actúo bajo todo, trato de compensar entre lo que debo y quiero tratando de que los tengao que se reduzcan. En mi caso muchas veces para alcanzar ese objetivo en el camino me termino llenando de los tengo que, que en ese tiempo se constituyen en parte de mi ser.


Victoria. G. Garabal
Grupo 0 positivo.

No corta ni pincha dijo...

Para resumir el texto de Henry no hay nada mejor que la conocida frase de Marx en La ideología alemana: "No es la conciencia la que determina la vida sino la vida la que determina la conciencia". Esto es que el fundamento de nuestro ser está en la pura praxis, en el trabajo vivo que establezcamos en y con el mundo, produciéndolo y produciéndonos. Sin embargo, no debemos olvidar que esa praxis encuentra en su desarrollo los condicionamientos propios del medio social, donde la categoría de clase no ha perdido su fuerza. Nuestra libertad depende en gran medida de ello, puesto que es, también, la interiorización de una historia. Lo dijo Marx: "la tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla sobre los cerebros de los vivos".

Florencia Armentano de Atajando Enfermeras dijo...

Con respecto a la entrada de "Nuestro ser en la acción" en nuestro grupo se dió un debate donde comenté una experiencia personal.
Hasta el año pasado estaba trabajando full time en una empresa donde ganaba económicamente muy bien, pero la vorágine diaria hacía que esté la mayoría del tiempo de mal humor y sin detenerme en algunos detalles de las personas de mi alrededor. Hasta que hice un "click" y me planteé si trabajaba para vivir o vivía para tabajar, entonces renuncié y este año estoy, por suerte, trabajando en algo que tiene que ver con mi carrera y estoy más tranquila.
Como dice el dicho: "Pobre pero feliz"
Lo comparto porque mi grupo me pidió que lo hiciera. Tarde pero seguro, saludos.

Julia Alarcón dijo...

Como diría Nietzsche “Quiero lo que debo; para mí el deber no existe; sólo el quiero.”
Creo que nadie puede moverse enteramente en los debería, y que el querer siempre moviliza el accionar; deberíamos querer hacer aquello que debemos hacer. Obviamente lo mejor es el equilibrio.
Con respecto al tema laboral; pienso que el trabajo es uno de los aspectos más difíciles de la vida. Lograr trabajar de lo que te gusta sería lo mejor, pero una vez que nos pagan por nuestra vocación me pregunto; ¿dejaría de ser una vocación?
Según Bookchin, el capitalismo y la construcción de una mentalidad moderna convirtieron al trabajo en algo externo a la vida humana, a la satisfacción, en una construcción temporal abstracta. Además de eso, el trabajo se conforma sólo como una producción; antes era una reproducción, el hombre tenía una relación de armonía con la naturaleza.
Hoy en día eso se perdió, después de todo, somos sólo un ladrillo más en la pared (“All in all you're just another brick in the wall”-Pink Floyd)

Saludos

Alexia Abaigar dijo...

A mi más que la cuestión del equilibrio entre el "debería" y el "quisiera" creo que hay otra cuestión fundamental: ¿Por qué hago lo que hago?. Si pudiéramos, aunque sea cada tanto, detenernos en esta pregunta podríamos concientizar esta cuestión de la praxis marxista y qué es lo que hay detrás de nuestras acciones. Una vez que logremos hacer este entrenamiento seguro que vamos a poder discernir mejor entre qué cuota de energía le vamos a dedicar a cada actividad. No hay que olvidar nuestra finitud, si pensamos en por qué hacemos lo que hacemos teniendo en cuenta que la vida a veces es mas corta de lo que imaginamos, vamos a poder vivir un poco mejor.

Clara Lordi dijo...

Leí el cuento de Juan Salvador Gaviota hace varios años por recomendación de mi abuelo, es bellisimo y te deja una gran enseñanza. En principio es importante saber que siempre que uno se predisponga algo es muy posible que lo cumpla, a veces es mejor tener actitud y entusiasmo que tener muchas condiciones aparentes para ello. Sería muy bueno que hagamos las cosas por el goze mismo pero las obligaciones y presiones de la vida cotidiana nos hacen ir por la vida haciendo lo que pareciera que tenemos que hacer y no viendo las cosas desde otro sentido.
Por ejemplo: voy a una clase de la facultad, porque quiero aprender, quiero recibirme. Y no pensar " tengo que ir a esta clase, tengo que aprobar el parcial.."

Clara Lordi

Tía Lily dijo...

¡Qué hermosa novela Juan Salvador Gaviota! Tuve la dicha de leerla hace algunos meses y me encantó. Es una hermosa lección acerca del camino personal hacia la superación y la lucha por lo que realmente queremos. Recuerdo un fragmento de la novela que decía masomenos así: "Rompe las cadenas de tu pensamiento y romperás así las cadenas de tu cuerpo". Qué bueno recordarlo.

Ana Lisa Anta Miracco

Ana Lisa dijo...

¡Qué hermosa novela Juan Salvador Gaviota! Tuve la dicha de leerla hace algunos meses y me encantó. Es una hermosa lección acerca del camino personal hacia la superación y la lucha por lo que realmente queremos. Recuerdo un fragmento de la novela que decía masomenos así: "Rompe las cadenas de tu pensamiento y romperás así las cadenas de tu cuerpo". Qué bueno recordarlo.

Ana Lisa Anta Miracco