La mente de la que no somos conscientes es conciente de nosotros
R.D.Laing
Prácticamente todas las corrientes del pensamiento humano contemporáneo se han visto influenciadas por Sigmund Freud. Una de las aportaciones más importantes es la admisión del inconsciente como la instancia nuclear de la psique, que podríamos simplificar en la frase de Freud: “No somos amos en [nuestra] propia casa”.
"El sujeto del que se ocupa el psicoanálisis es el sujeto del Inconsciente, sujeto, que aparece en sus historias, cuentos y e relatos, el sujeto que se teje en su lenguaje."
Así, habitados por el lenguaje, las palabras nos arropan y nos van tejiendo e hilvanando; nadie las posee, solo son, nos pre-existen.
Al ocuparse el psicoanálisis del sujeto del inconsciente, que porta un saber que es un lenguaje que el sujeto no sabe (ignora) y que precisamente “el hacer conciente” implica tomar nota del mensaje cifrado (tejido) en los sufrimientos, los sueños, los dichos, los olvidos, los errores…es que se introduce una nueva forma de escuchar: tras la escucha del mensaje deseante que se cifra de una manera singular las historias, los sueños, la fantasía, los olvidos, los lapsus, los chistes y nuestros cuerpos.
Nuestra historia es escultora de nuestro ser, nuestra historia modela nuestro cuerpo de muchas maneras. Cuando actuamos o cuando reaccionamos (nuestro presente recordado) la historia está hablando a través de nuestro cuerpo. Nuestros relatos nos muestran un mundo y como actuar y vivir en él. Nuestras historia no solo configura nuestra vida cognitiva (lo que sabemos) sino también nuestra vida emocional. La buena noticia es que cada vez que estemos sufriendo podemos hacer consciente que somos narrativa y por tanto podemos variar el cuento. Podemos cambiar nuestras vidas variando nuestras narrativas.
¿Cómo es la historia de tu vida? ¿Qué me pasa? ¿Por qué me sucede siempre esto? ¿Quiénes somos? ¿Qué somos? ¿Qué nos contamos? ¿Qué aceptamos que nos cuenten? ¿Cómo es una autobiografía tuya de cinco minutos? ¿Cómo suena ese cuento?
Animate al lenguaje, genera realidades...